Por Josué Rodríguez
El Buque Escuela ARM Cuauhtémoc (BE-01), conocido como el “Embajador y Caballero de los Mares”, es uno de los símbolos más representativos de la Armada de México. Sin embargo, este fin de semana se vio envuelto en una tragedia que ha conmocionado a la comunidad naval y al país entero: un accidente en el puente de Brooklyn, Nueva York, cobró la vida de dos marines mexicanos y dejó a varios heridos.
Desde su botadura en 1982, el Cuauhtémoc ha recorrido más de 829 mil millas náuticas, ha realizado 42 cruceros de instrucción, y ha visitado 217 puertos en 63 países, el equivalente a más de 38 vueltas al mundo.
Construido en los Astilleros Celaya de Bilbao, España, es un velero tipo barca de tres mástiles, con una eslora de 90.5 metros y un desplazamiento de 1,800 toneladas. Su navegación depende principalmente del viento, gracias a sus 23 velas que suman 2,368 metros cuadrados de superficie, aunque también cuenta con un motor diésel.
El buque puede albergar hasta 186 tripulantes y 90 cadetes en formación, con autonomía de 45 días por víveres. Más que una embarcación, el Cuauhtémoc es una escuela flotante donde los futuros oficiales de la Heroica Escuela Naval Militar se instruyen en las artes de la navegación: desde el manejo de velas y cabos, hasta la navegación astronómica y maniobras de puerto.
Tradición y representación internacional
A bordo, los jóvenes marinos mantienen vivas las tradiciones navales. Entre ellas, destacan los rituales en los que solicitan permiso a Neptuno, deidad romana de los mares, para cruzar la línea del Ecuador, o a Cronos, dios griego del tiempo, para atravesar el antimeridiano o la línea internacional de cambio de fecha.
Además de su función educativa, el Cuauhtémoc es un embajador de México en el mundo. Ha participado en prestigiosos eventos náuticos como Velas Latinoamérica, Tall Ships Races y festivales marítimos en Europa, Asia y América. En su trayectoria ha recibido importantes reconocimientos, entre ellos el Trofeo Cutty Sark en 1998 y 2000, así como la Copa Tetera de Boston en 2002 y 2013.
A pesar de la reciente tragedia, la historia del Cuauhtémoc sigue navegando, con su misión intacta: formar a quienes servirán en los mares y representar con orgullo a México en cada puerto que toca.