“Nos secuestraron en el desierto de Ciudad Juárez, veníamos hacia la frontera; nos quitaron el dinero y pedían a nuestras familias rescate para dejarnos salir. Logramos escapar, pero es algo que no le deseamos a nadie”, es el testimonio de una familia migrante venezolana que, como muchas más en su tránsito por esta ciudad de Chihuahua, fueron víctimas de la violencia y el crimen organizado.
Para organizaciones civiles, 2024 es considerado uno de los años más violentos para la población en movilidad que llegó a esta frontera. Aunque los flujos migratorios se redujeron a mitad de año, las personas que buscaban llegar a Estados Unidos fueron víctimas de asaltos, secuestros, violaciones a sus derechos humanos y, en algunos casos, perdieron la vida.
Encargados de albergues prevén que el flujo migratorio aumente a inicios de 2025 y días antes de la toma de protesta de Donald Trump.
PASO DE EXTRANJEROS EN 2024
De acuerdo con el seguimiento periodístico de El Universal, el año comenzó con la aglomeración de decenas de migrantes de diversas nacionalidades en las puertas del muro fronterizo entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas.
Aun con la amenaza del cambio de las políticas migratorias en Estados Unidos, el alambre de púas y las decenas de agentes de la Guardia Nacional de Texas en los límites del río Bravo, el flujo migratorio no se controlaba y a diario era común observar a decenas de migrantes cortando la malla y arriesgándose a cruzar el caudal para pedir el asilo político al país del norte.
En febrero, y debido a los operativos de la Guardia Nacional y de las autoridades estatales, los migrantes comenzaron a arribar hasta la frontera en taxis de aplicación y camiones, siendo ahí cuando se comenzó a intensificar el número de personas que eran víctimas de delitos por parte del crimen organizado.
En algunos casos, los migrantes denunciaron en entrevista con El Universal que tuvieron que pagar hasta 5 mil pesos para abordar un taxi de aplicación que los dejara en el bordo del río Bravo y así entregarse en la puerta 36 del muro a las autoridades fronterizas.
Esa situación comenzó a enojar a la población en movilidad, por lo que, en marzo pasado, comenzaron a exigir con mayor intensidad a los agentes de la Patrulla Fronteriza y la Guardia Nacional de Texas que los dejaran pasar, provocando que los agentes texanos les lanzaran gases y balas de goma para evitar el cruce masivo de personas hacia territorio estadounidense.
Ante la negativa de las autoridades de ese país, los migrantes optaron por instalar un campamento frente al muro y la malla ciclónica instalada en ese sitio, provocando que pasaran días en espera sin alimento y enfrentándose a las temperaturas cambiantes de Juárez.
En abril, el Instituto Nacional de Migración (INM) reforzó los operativos en la zona del río Bravo a fin de evitar el paso de migrantes de manera ilegal, además de que estos fueron instalados también al sur del estado.
Con ello, ese mes comenzó a notarse la disminución de migrantes que arribaban hasta la frontera, muchos de ellos empezaron a pagar a traficantes, polleros, para que los cruzaran o en otros casos evadían los puntos de revisión del INM en la carretera y cruzaban por el desierto.
Los ilegales relataban el peregrinar que vivían para llegar a la puerta 36, donde el crimen organizado los secuestraba, les robaba sus pertenencias y dinero y, en algunos casos, les llegaban a cobrar para estar en esa zona del muro fronterizo.
Para finales de abril y principios de mayo, los migrantes seguían llegando a la frontera, a pesar de los operativos del INM en el sur y norte del estado, en donde en algunos casos debían esperar días para que el tren avanzara y muchos de ellos decidían cruzar el estado caminando.
En esas fechas se intensificaron también los aseguramientos por parte de la Secretaría de Seguridad Pública municipal y estatal de migrantes secuestrados en casas de seguridad en la frontera.
Los últimos días de mayo y principios de junio, la Guardia Nacional y el INM retiraron a los migrantes que esperaban frente a la puerta 36 para cruzar, el operativo comenzó a alejar a los indocumentados.
A la par de los operativos, las políticas migratorias de Estados Unidos, donde ahora los migrantes que cruzan de forma ilegal pueden ser retornados hasta su país, los alejó aún más, obligándolos a refugiarse en los albergues locales.
De julio hasta diciembre, el flujo migratorio en esta localidad cambió, los migrantes comenzaron a verse en las calles de forma escasa, muchos de ellos permanecían en albergues esperando la cita del CBP One y otros arriesgándose a cruzar de manera ilegal con polleros.
Ahora, la mayoría de quienes están en Ciudad Juárez esperan con ansias lograr una cita antes del 20 de enero que llega Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y así evitar que su travesía hacia la Unión Americana no sea en vano.
2024, AÑO VIOLENTO
Para organizaciones civiles, en 2024 el crimen organizado se logró hacer cargo de la migración y por primera vez se convirtió en uno de los años más duros y violentos para la comunidad migrante.
Blanca Navarrete, directora de la organización civil Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA), comentó a El Universal que aunque la población que llega a Ciudad Juárez es menor en comparación a otros años, se ha visto un recrudecimiento de secuestros y violencia hacia los migrantes.
“Hemos visto un recrudecimiento de secuestros y delitos de alto impacto y de la violencia con la que se ha producido la privación de la libertad de migrantes. Sabemos que ha habido tortura, violencia sexual durante el periodo de secuestro y eso no lo habíamos visto anteriormente”, dijo la titular de DHIA.
De acuerdo con lo que explica, las aprehensiones de migrantes de la Patrulla Fronteriza en noviembre revelan cifras que no habían sido tan bajas desde 2020, lo cual refleja una disminución muy importante tanto albergada como en tránsito en las calles de Ciudad Juárez.
“Los espacios humanitarios reportan estar a 50% de su capacidad. Nos queda la duda de que la baja sea tan evidente, porque continuamos viendo en nuestros reportes casas de seguridad, de gente que manifiesta llegar al aeropuerto o sus familiares llegan al aeropuerto y luego desaparecen, igual con la central de autobuses. Aunque hay una baja que es evidente [de la llegada de migrantes] es evidente que hay una mayor participación del crimen organizado que no permite que las personas lleguen directamente a espacios humanitarios y por eso les perdemos el rastro”, mencionó.
Advirtió que 2024 ha sido un año más que de flujo migrante, de violencia para los migrantes que llegan a Juárez y El Paso, Texas, por lo cual ahora las autoridades mexicanas deben de aceptar tanto la crisis que se vive con la población migrante y el desplazamiento interno de personas que buscan cruzar, además de que México no debería actualmente tomar ningún acuerdo con el gobierno estadounidense que fuera violatorio a los derechos humanos.
Durante 2024, organizaciones como DHIA atendieron en Ciudad Juárez a migrantes con diversas problemáticas que van desde atención a la salud, enfermedades crónicas o graves, acompañamientos sicosociales y migratorios a víctimas de secuestro, entre otros aspectos.
En ese mismo sentido, coincidió Cristina Coronado, coordinadora del Ministerio para Migrantes de la Sociedad Misionera de San Columbano, quien contó que desde junio pasado comenzó a disminuir considerablemente el flujo migrante en Ciudad Juárez, tal vez por un posible acuerdo entre los gobiernos de México y Estados Unidos, previo a las elecciones presidenciales estadounidenses en noviembre de 2024.
“Llegan [migrantes] y vienen corriendo para entrar, tomando rutas como caravanas, tren, y se siguen escuchando más abusos, más coyotaje, más secuestros para los migrantes”, explicó la coordinadora del Ministerio para Migrantes de la Sociedad Misionera de San Columbano.
PROTOCOLO DE ATENCIÓN
Luego de que organizaciones civiles y encargados de albergues identificaron que el crimen organizado ha estado tras los migrantes, en fechas recientes la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, junto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM/ONU Migración), presentaron el Protocolo para la Atención de Personas Migrantes en Situación de Vulnerabilidad, Víctimas de Delito y en Conflicto con la Legislación Penal.
Carlos Manuel Salas, fiscal de Distrito en la Zona Norte, destacó la importancia del nuevo protocolo para la investigación de delitos cometidos por y contra la población migrante en condiciones de vulnerabilidad dentro del estado de Chihuahua.
De acuerdo con lo que se explicó, este protocolo es parte de un compromiso internacional que este estado mexicano contrajo durante el Foro de Examen para la Migración Internacional (FEMI), celebrado en mayo de 2022.
El objetivo es atender las necesidades de las personas migrantes en situación de vulnerabilidad, especialmente que puedan superarse las barreras que enfrentan al intentar acceder a derechos como un debido proceso y la justicia.
LUCHA POR GANARLE AL 20 DE ENERO
Los migrantes en Ciudad Juárez enfrentan la lucha diaria por ganarle al 20 de enero, día de llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Esta población busca a toda costa cruzar a la Unión Americana por medio del asilo político en la aplicación CBP One o por cualquier otra vía.
“La lucha es cruzar ya, antes de que llegue Trump, porque amenaza con deportarnos a todos y si lo cumple el viaje será en vano”, explicó Rolando, un migrante venezolano.
En el último mes se ha notado un ligero incremento de migrantes que buscan cruzar hacia Estados Unidos, mientras que encargados de albergues anticipan que el flujo migratorio se aumente a inicios de 2025 y días antes de que asuma el nuevo presidente.
Información tomada de vanguardiamx