Por Guillermo Robles Ramírez
En aquellos años de mis abuelos, así como en la juventud de mi papá había sectores que les llamaban “agüajes”, otros los conocían como “piqueras”, aunque durante mis tiempos mozos se les conocía como cantinas y posteriormente antros, pero sin importar cómo se les conocía y que cada gente les da su propia interpretación. Al final de cuentas, se trata de lugares en donde el alcohol, que sea en cerveza o vinos, corre a caudales, preferentemente de manera clandestina y contando con la protección de algunas autoridades policiacas.
Y, bien, de esos “antros” o bebederos etílicos se están llenando algunas de las ciudades coahuilenses como es Torreón, Monclova, y Piedras Negras; por mencionar algunas, anunciándose como restaurantes, aunque a final de cuentas vienen a caer para lo que fueron creados por sus propietarios o sea “tabernas”, “cantinas” o lugares en donde se va sencillamente a tomar cerveza y vino.
Hay autoridades municipales como las mencionadas anteriormente que conscientes del crecimiento desmesurado de este tipo de negocios que originalmente tramitaron un permiso como restaurantes y terminan siendo cantinas o antros, como usted prefiera llamarlas, pero sin importar el nombre han emprendido un negocio muy lucrativo en donde a puertas cerradas y luces apagadas después de la hora permitida para su venta formal; mientras que en los horarios permitidos funcionan bajo la apariencia de ser negocios que cumplen con todas las normativas y bien decorados simulando como restaurantes en donde pueden acudir hasta las familias sin problema alguno o sospecha de lo que sucede después de las 2:00 horas de la madrugada.
Un sector de los coahuilenses de las cabeceras municipales de Torreón, Monclova, y Piedras Negras, se cuestionan, cuándo fue la última vez que en verdad personal de la Dirección Municipal de Alcoholes, han realizado, pero sobre todo aplicado la ley, para recorrer o visitar a esos “dizque restaurantes”, para ver si realmente no trabajen en horas fuera del reglamento para la venta de bebidas alcohólicas, o lo que pudiera ser peor la venta exclusivamente de cerveza y vino, sin consumo de alimentos algo que debería de ser imperdonable tratándose de negocios cuyos permisos es claro, es decir, alcohol y alimento, pero no puro alcohol.
Y, no hay duda de que exista este tipo de negocio, ya que, como dice la frase popular, “hay de todo en la viña del señor”, cuando se habla de violadores al reglamento de venta de bebidas embriagantes, refiriéndonos a esos lugares como cantinas o antros de baja categoría.
La situación es que no solo esos negocios pobretones violan la ley que fija normativas para vender alcohol, sino que también los negocios “ricachones”, o sea, los de primera y lo hacen porque a sus propietarios también les gana la avaricia y se arriesgan a vender cerveza y vino sin alimento.
Si de plano, no se puede combatir a estos negocios disfrazados de restaurantes, al menos, que saquen su licencia para dejar de engañar al público y a las mismas autoridades. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023). www.intersip.org