Por Guillermo Robles Ramírez
Resulta incongruente decir que la prohibición de venta de cigarrillos sueltos, a resultado todo un negocio para ciertas autoridades, pues se trata de un producto que por años se vendió al menudeo o sueltos, es de decir, de uno o dos, en vez de la cajetilla cerrada y completa.
Decimos que es incongruente porque hasta antes de la prohibición hecha por decreto federal el 19 de enero del 2004, no había quién molestara a las misceláneas de barrio, minisúper o vendedores ambulantes “canasteros”.
Durante todo ese año 2004 la prohibición, fue la mejor arma para que algunos policías que aprovecharon esa prohibición para extorsionar a los comerciantes ambulantes o de canasta con un “si quieres vender cigarros sueltos, tienes que “picharme” o “dispararme un pollo”, argot utilizado por los policías.
Lo mismo sucedió en Saltillo que en Torreón, Monclova, Piedras y otros municipios de Coahuila de regular la venta de cigarros al menudeo siendo los únicos beneficiados en aquel tiempo la policía local poniendo en práctica esa forma de chantaje o extorsión.
Posteriormente hubo otra reforma en el año 2016, y a principios del año 2023, la Comisión Nacional contra la Adicciones en México, fueron quienes pugnaron la prohibición de la venta de cajetillas a la vista del público, la asignación de espacios 100% libres de humo, y vuelven a prohibir la venta de cigarros sueltos, algo que ya estaba regulada, desde el año 2004, pero al parecer se les olvida.
Siempre lo he dicho que el problema en México no es la falta de leyes, sino de presupuesto para hacerlas cumplir. No hay dinero, ni personal para estar vigilando, algo que siempre ha existido en nuestro país antes de todas estas prohibiciones que solo se benefician las autoridades de salud o la que esté encargada de vigilar, porque solo visitan los negocios grandes. Así que yo considero que la Conadic, no puede echar las campanas al vuelo, porque desde enero 2023, al menos en lo personal sigo observando la venta de cigarrillos de todo tipo a granel, es decir, sueltos.
Caminando por una de las calles del centro comercial de Saltillo, acompañado de un amigo afecto a fumar, en el camino nos encontramos a una mujer que con canasta en mano vendía mazapanes, chicles, garampiñados, chocolates, etc., a lo que mi compañero le pidió le vendiera un cigarrillo suelto.
La mujer le contestó, “no mí hijito, me sale ya muy caro vender cigarros sueltos, pues los policías me piden les piche un pollo porque no han comido a cambio de dejarme vender cigarros sueltos”.
“Así no es costeable”, seguía diciendo la mujer mientras se alejaba. Y me pregunté, ah caray hasta ese grado ha llegado la dentadura para morder de algunos policías, porque debo decir que no todos son iguales, pues hay los que no se fijan en migajas y los que agarran hasta puñaladas como es el caso de lo que relató la señora de la canasta, pero, en fin, desde cualquier punto que se vea es criticable.
Bueno, esto mismo, todo similar, sucedió en Monterrey y de eso fui testigo cuando igualmente un señor se quejó de no vender ya cigarrillos sueltos porque sale más caro pagar impunidad que lo que dejan de utilidad la venta de cigarros sueltos.
Aunque también tengo que afirmar que no todos, porque los siguen vendiendo, aunque estos vendedores de canastillas, no los exhiban, sino se los sacan de un morralito. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org