Por Guillermo Robles Ramírez
Ayer se celebró el Día de Libertad de Prensa, en la que también se les honra aquellos caídos en funciones de su profesión. Sin embargo, no es una fecha exclusiva para los periodistas sino para toda aquella persona quien ejerce el derecho de la libre expresión.
El expresidente Miguel Alemán Valdés, lo oficializó hace 68 años atrás, es decir, el 7 de junio de 1951, siendo esta la manera para honrar la valentía de aquellos periodistas quienes fueron la voz del pueblo, durante la década de la censura de la libertad de expresión.
El Día de Libertad de Expresión en México, pero también, dicho de otro modo, es decir, el Día de la Libertad de Prensa, es una fecha importante para todos los mexicanos. Pero sobre todo para décadas atrás cuando el gobierno reprimía de manera descarada y haciendo uso de la fuerza pública e incluso el Ejercito Mexicano, para mitigar a todo aquel grupo que se manifestara. Aun cuando en los tiempos de Benito Juárez se había legislado la libre expresión para los mexicanos en los Artículos sexto y séptimo, de nuestra Carta Magna.
Gracias a ese acto de valor de los comunicadores de aquella época que levantaban la voz del pueblo; fue tan respetado en todos los ámbitos que se ganó un lugar muy especial entre el pueblo mexicano considerándolo, así como el Cuarto Poder.
Todo aquel periodista, es decir, reportero, columnista, editorialistas, al igual que locutores de radio y televisión se consideraban como personas de respeto e intocables contra los abusos de las autoridades, y hasta del mismo Presidente de México; el cual los periodistas ejercían un verdadero poder de absoluto respeto y libertad de expresión para ejercer los derechos civiles de cada uno de los mexicanos.
El Cuarto Poder; elevado así por el pueblo mexicano ya que no existe ningún escrito o mucho menos contemplado como tal en la Carta Magna, sino el respeto que por años fue creando ante la sociedad mexicana, por ser el porta voz de quienes eran callados siendo la prensa la cara de la libre expresión en México.
Al día de hoy tanto la libre expresión, así como la libertad de prensa, solo son recordados en los libros de historia, y en las pocas hemerotecas que quedan en el país.
Me considero dentro de las últimas generaciones que me ha tocado vivir en mis más 30 años de trayectoria como periodista, cómo ha perdido fuerza el Cuarto Poder, como el porta voz de los mexicanos.
Hoy, la libre expresión de prensa, pasa en su peor decadencia en el país, en donde tanto funcionarios, alcaldes, gobernadores y presidentes de la república mexicana; solo presumen respetar la libre expresión de los comunicadores; pero son los primeros en aplicar la “ley mordaza”.
Una ley mordaza a la que está fuera de todo marco jurídico, y no solo con amenazas o artimañas legales para agredir a todo aquel quien se atreva del gremio periodístico señalar algo negativo que no les agrade para dejar caer la “ley mordaza”, con una simple llamada a los dueños de periódicos, radio o medios electrónicos de callar o retractarse de lo “dicho”, porque de lo contrario retirarán todo tipo de convenio publicitario gubernamental o institucional. Y en la actual Administración Federal han utilizado a las autoridades fiscales para callar a quienes ejercen el periodismo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; nos llama conservadores, vendidos, pasquínes, amarillas, muertos de hambre, enemigos, adversario entre muchos otros adjetivos por no ser su amigo, y por no pensar como él, o por cuestionarlo. Durante todo su gobierno se ha convertido en una retórica de difamaciones en contra de los periódicos, periodistas y nuestro gremio, haciendo un llamado a la sociedad para crear discriminación a nuestra profesión como cualquiera otra y también hace otro llamado al crimen organizado para mandarnos secuestrar, torturar y matar, siendo en ocasiones encontrándose el cuerpo del periodista y en otros nunca aparecen.
Andrés López Obrador, se ha convertido en un depredador más de la libertad de prensa, junto con los presidentes de Brasil, Nicaragua, Venezuela y Cuba.
El “Peje”, bajo la amenaza fiscal para atacar a los periodistas, y creando una ley que no prosperó, para que no se le pague a la profesión del periodismo, con la reducción del 0.01% del presupuesto de egresos asignado a los medios de comunicación en todo el país, son algunas de sus estrategias para acabar con el periodismo.
Los ciudadanos muchas veces confunden con gritos, “prensa vendida”, sin embargo, cada periódico, cada estación de radio en el país funcionan al igual que cualquier empresa, o comercio, en donde se tienen gastos administrativos, al igual que trabajadores y familias que mantener generando empleos porque no está solamente el periodista que va y busca la noticia, al igual que el que aparece en las pantallas de televisión o locutores de radio, sino también está conformado por un equipo de personas.
Es así como se va formando la línea editorial de cada medio de comunicación en el país, en donde los intereses de las empresas noticiosas no pueden estar por encima del daño económico que pueden causar a su mayor cliente, es decir, el gobierno, y bajo la amenaza de no pagar o romper lazos comerciales con todas o las principales instituciones gubernamentales.
Hay pocos comunicadores que logran ejercer su profesión con toda libertad, pero al poco tiempo son coartados con los gastos de la vida, sin poder sostener su pequeño patrimonio y sin poder sobrevivir contra aquellos tiranos que atacan contra el estómago, y como dicen por ahí “el hambre está canija”.
Se tiene que ser demasiado pendejo para pensar que el presupuesto asignado a medios de comunicación es para comprar impunidad, y callar al gobierno más corrupto que ha tenido México, y el peor mandatario del país. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org