Jorge Luis Rios
ACUÑA, COAH. – Incorporar a nuestra vida cotidiana algunas actividades sencillas como caminar, subir escaleras, correr, jugar, bailar, montar en bicicleta, nadar, entre tantas, nos ayudan a sentirnos bien y mejoran nuestra salud.
Sin embargo, si se va a iniciar cambios en las rutinas diarias en donde se incluya el ejercicio físico, es recomendable escoger una actividad agradable y adecuada en función de tu condición física, severo, América Sánchez de la Cruz, especialista en nutrición.
“Por ejemplo, si una persona tiene obesidad muy marcada, hay dolor en las articulaciones, pues debe realizar ejercicios que no sofoquen; que no sea cardio, para que no se acelere el corazón, se le suba la presión, que no haya sofocamiento; sus ejercicios deben ser caminatas, estiramientos, algunos ejercicios de fuerza, pero no con demasiado peso”.
Para alcanzar las recomendaciones de una práctica de actividad física saludable, es muy importante tener en cuenta tres aspectos básicos: hacer ejercicio regularmente, reducir el tiempo de actividades sedentarias, e interrumpir los períodos sedentarios (evitando estar en la misma postura sentados mucho tiempo, haciendo breves sesiones de estiramientos o dando un breve paseo), refirió la especialista.
“Empieza por practicar ejercicio físico de muy baja intensidad y ve progresivamente aumentando el volumen y luego la intensidad. No es aconsejable una actividad muy agotadora. Observar tus progresos te ayudará a seguir motivado. Podemos integrar la actividad física en nuestra rutina diaria e ir sumando periodos de 10 minutos, hasta llegar a alcanzar al menos 150 minutos a la semana”, aconsejo Sánchez de la Cruz.
La actividad física contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes. La actividad física reduce los síntomas de la depresión y la ansiedad. La actividad física mejora las habilidades de razonamiento, aprendizaje y juicio, concluyo la especialista.