Por Guillermo Robles Ramírez
La ciudad de Monterrey, se jacta de ser una ciudad moderna, próspera y bonita, pero lamentablemente tiene los servidores públicos más corruptos de los que pueda uno imaginarse.
Me refiero concretamente a sus agentes de tránsito y de manera muy directa a los dizques agentes viales motorizados que desde hace tiempo sus jefes inmediatos los tienen “asignados” en el bulevar Díaz Ordaz, precisamente ese que va bordeando el río Santa Catarina y en donde los rateros, porque no se les puede calificar de otra manera, detienen a cuanto vehículo le dan alcance en sus “caballos de acero” y que traen placas foráneas. Quienes portan placas de Nuevo León, son intocables, será porque de acuerdo con el sistema creado para chantajear es más negocio con los foráneos.
Si usted va a Monterrey, aunque tarde más, no se vaya por el bulevar Díaz Ordaz, es preferible usar otras vías alternas, aunque rodee.
La táctica de esos sinvergüenzas y corruptos es una vez que detienen a la víctima con el pretexto de exceso de velocidad, amenazan con llamar a la grúa para que recoja el vehículo, argumentando que el reglamento de “ellos” porque dudo que hablen del reglamento oficial, la violación obliga llevar el vehículo al corralón.
A insistencia de la víctima de que se le levante la infracción, le retire las placas e inclusive la tarjeta de circulación el maleante disfrazado de agente de tránsito, persiste en que no, que tiene que llevarse el vehículo al corralón.
Hay quienes aun suplicando e implorando, insisten en que el abusón agente de tránsito los acompañe a la oficina de Tránsito para tratar ahí el asunto con sus superiores, encuentran una “pequeña puerta abierta” y esa es la mordida.
El agente responde, “bueno yo puedo ayudarle, pero dígame cómo me va a pagar el favorcito que le voy hacer” y es cuando la pobre víctima tiene que aflojar la mordida, el chantaje, embute o como usted quiera llamarle, para ellos lo importante es que el cliente afloje la lana.
Da tristeza que se dediquen a sobornar, chantajear y corromperse servidores públicos jóvenes, que hacen justo lo mismo y en este caso concreto hasta mejorados, lo que tanto le han criticado a los servidores públicos viejos.
En Coahuila, los regios encuentran toda hospitalidad y respeto a su integridad, pero sobre todo a su dinero, lo que los regiomontanos no lo hacen con cuanto vehículo que lleve placas de Coahuila. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org